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Shaolinquan y Taijiquan: la ‘estructura mitológica’

«En el año 1200 el monje taoísta Chan San-feng fundó un tempo en la montaña de Wu-tang dedicado a la práctica del taoísmo y el desarrollo de la vida humana. (…) Desde su concepción, el sistema monástico de la montaña de Wu-tang puso el acento en el poder interno y en el desarrollo de la sabiduría.  Por ello, los chinos se han referido al sistema tai chi como el sistema interno, para diferenciarlo del arte marcial de lucha Shaolin»

Waysun Liao (1977/2002)
Clásicos del Tai Chi

Cuando surjen preguntas sobre el origen del Taijiquan, la figura del monje taoísta Zhang Sanfeng no tarda en aparecer en el horizonte.  Desde que se han empezado a popularizar la idea de que los llamados ‘estilos internos’ fueron creados en la montaña de Wudang (Hubei), esta referencia se ha vuelto prácticamente obligada. En todo caso, remontarse ha Zhang Sanfeng y a Wudang para encontrar la cuna del Taijiquan no está excento de controversias.  En este post quisiera presentar la sugerente interpretación que sobre esta cuestión hace Meir Shahar (2008) en su libro The Shaolin Monastery: History, Religion, and the Chinese Martial Arts.

Al pensar en la manera como las artes marciales chinas aparecen como herederas del legado de lejanos patriarcas (Zhang Sanfeng para los ‘estilos internos’, y Bodidharma para los ‘externos’), Shahar (2008) encuentra lo que llama una ‘estructura mitológica’. Para llegar a esta idea empieza refiriéndose a la escuela interna de boxeo (Neijiaquan) creada en el siglo XVII por Wang Zhengnan (1617-1669), un caballero andante de Zhejiang. Concretamente, cita el contraste que Huang Zongxi (1610-1695) y su hijo Huang Baijia (1643-?) establecieron entre dicha escuela y la establecida en el monasterio de Shaolin, a la que definieron como ‘externa’. En 1669, el primero de ellos escribió:

El Templo de Shaolin es famoso por sus luchadores. Sin embargo, sus técnicas son principalmente de ataque, lo que crea oportunidades para que un adversario las explote. Ahora hay otra escuela que se llama ‘interna’, la cual supera al movimiento con la quietud. Los agresores son fácilmente rechazados.  Por tanto distinguimos el sistema de Shaolin como ‘externo’.

Los Huang atribuían los orígenes de la escuela de Wang Zhengnan a Zhang Sanfeng, que había vivido varios siglos antes y que, de acuerdo con ellos, había practicado en Shaolin antes de crear su propio método. Lo habría hecho, de acuerdo con Huang Baijia, invirtiendo los principios del Shaolinquan. Sin embargo, Shahar (2008) asegura que, a la luz de los documentos históricos donde se informa sobre la existencia de Zhang Sanfeng, no hay pruebas que permitan asociarlo de alguna manera con las artes marciales chinas. 

La asociación entre este inmortal taoísta y el Neijiaquan pudo haber sido establecida por los Huang por una o varias de las siguientes razones. En primer lugar, por el culto que Zhang le predicaba a una deidad guerrera (Zhenwu o Xuanwu) a la que algunos emperadores chinos atribuían sus triunfos en el campo de batalla y que, de acuerdo con Huang Zongxi, enseñó las técnicas internas de combate al monje durante un sueño.  En segundo lugar, por la relación existente entre Zhang Sanfeng, el monte de Wudang y la dinastía Ming (vínculo que aseguraba la gloria de la familia imperial) que era rememorada y ensalzada por los Huang en el contexto de un nuevo régimen detentado por los Manchues desde 1644:

La elección, por parte de Huang, de Zhang Sanfeng como el fundador de la escuela interna y del monte Wudang como el lugar de nacimiento de las artes marciales equivale a una declaración política. Huang Zongxi empleó el santo taoista como un símbolo de la lealtad a la dinastía Ming (Shahar, 2008: 177)

Así pues, para Shahar, el nacionalismo ferviente de los Huang pudo estar detrás del mito de origen que estamos examinando. La escuela interna se convirtió, para ellos, en un dispositivo para dar sentido a su oposición a la invasión Manchú. Por esta vía, no solo diferenciaba dos estilos de lucha, sino que articulaba una dicotomía entre lo propio y lo ajeno que servía a la construcción de una renovada identidad nacional.

Esta última es la tesis que sugiere también Douglas Wile (1996/1999) en el libro Clásicos perdidos del Tai-chi, de finales de la Dinastía Ching. Idea que el autor complenta, posteriormente, con otra según la cual, el uso que los Huang hacen de la figura de Wang Zhengnan es una invitación a la ‘alianza entre los hombres de letras leales y las masas’ (Wide, 1999/2001:47).  La habilidad en el combate de este personaje, unida a su refinamiento, moral y buenas maneras lo convertían, a sus ojos, en el modelo a seguir para todo patriota anti-Manchú: un ejemplo de equilibrio entre la cultura tradicional (wen) de los hombres de letras y las artes marciales (wu), de origen más humilde.

Junto a estas reflexiones, Shahar (2008) añade una tercera justificación para el surgimiento de la leyenda de Zhang Sanfeng.  Los Huang podrían haber conectado la escuela interna con un inmortal taoísta para contrabalancear la afiliación de la escuela externa a un santo budista (Bodhidharma).  Es aquí donde aparece la ya mencionada ‘estructura mitológica’:

… la genealogía de Zhang Sanfeng coincidía en una estructura armoniosa con la ascendencia de Bodhidharma. Por un lado estaba una escuela ‘externa’ asociada al budismo y atribuida a un patriarca indio que supuestamente meditó en la sagrada montaña Song.  Por el otro, una escuela ‘interna’ relacionada con el taoísmo y vinculada con un inmortal que, según se afirma, se recluyó en la sagrada montaña de Wudang.    Esta simetría perfecta de direcciones (externas e internas), religiones (budismo y taoísmo), santos (Bodhidharma y Zhang Sanfeng), y picos sagrados (Song y Wudang) se unieron, en un eje geográfico, con la correlación entre norte y sur (…). Debido a que la montaña Song era la más norteña de las dos, la escuela ‘externa’ se denominó ‘del norte’, mientras que su rival escuela ‘interna’ pasó a conocerse como ‘del sur’. (p. 179)

Independientemente de lo convincentes que puedan resultar estas tres posibles explicaciones, lo cierto es que -a pesar de la desaparición de la escuela de Wang Zhengnan- la figura de Zhang Sanfeng terminó por transferirse a los mitos de origen de las llamadas ‘artes marciales internas’ en general, entre ellas el Taijiquan. Shahar (2008) data este traspaso a finales del siglo XIX. Así, nos propone una desmitificación del nacimiento del Boxeo de la Cumbre Suprema, reconociendo los avatares políticos y las luchas simbólicas que podrían estar detrás de su invención. A pesar de lo inspirador que pueda ser adjudicar a un dios y a un inmortal la creación del Taijiquan, la mirada de Shahar -más mundana- no está excenta de interés.

Referencias

Liao, Waysun (1977/2002). Clásicos del Tai Chi. Barcelona: Oniro.

Shahar, Meir (2008). The Shaolin Monastery: History, Religion, and the Chinese Martial Arts.  Honolulu: University of Hawai’i Press.

Wile, Douglas (1996/1999). Clásicos perdidos del Tai-chi, de Finales de la Dinastía Ch’ing.  Madrid: TAO.

Wile, Douglas (1999/2001). Los precursores del Tai-Chi Chüan. La creación de un arte marcial interno. Guadalajara: TAO.

Actualizado el 18 de septiembre de 2011

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