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Taijiquan para la salud: Indicaciones y contraindicaciones

En años recientes, el Taijiquan ha empezado a llamar la atención de los profesionales de la salud y se les ha presentado como una herramienta prometedora para obtener buenos resultados en la prevención y tratamiento de diferentes problemas físicos y psicológicos. En este post me gustaría recaer concretamente sobre la sexta edición del «Complementary and alternative therapies in nursinng», editado por Mariah Snyder y Ruth Lindquist.  Este libro se presenta como un material esencial para las/os enfermeras/os por la información que provee sobre diferentes formas de medicina complementaria y alternativa.  Dicha información, afirman las editoras, ayudará a los lectores a proveer información básica a sus pacientes, así como respuestas a sus preguntas sobre un amplio conjunto de prácticas, entre las que se incluyen el Taijiquan.

Kuei-Min Chen (2010), autor del capítulo dedicado al Taijiquan, empieza su trabajo definiendo la disciplina como una terapia corporal [body-based therapy] que puede aumentar la conciencia que las personas tienen de sus cuerpos, que puede ayudarles a tomar ventaja de su estructura corporal para expresar sus emociones e ideas y que, gradualmente, puede llevarles a alcanzar la armonía. Este ejercicio que conjuga el cuerpo y la mente, afirma Chen, implica series de movimientos fluidos, continuos, elegantes, lentos, rítmicos y bien controlados, así como posturas semejantes a las de la danza [dance-like postures], organizados en formas.  Los movimientos de Taijiquan, continua el autor, incorporan rotaciones continuas del cuerpo y el tronco, flexión y extensión de las caderas y las rodillas, alineación postural, y coordinación de los brazos, unidos a la concentración mental, el equilibrado intercambio del peso, la relajación muscular y el control respiratorio.

A la hora de exponer las «técnicas» propias del Taijiquan, Chen cita a Schallers (1996) para quien existen cinco principios de movimiento esenciales en esta disciplina: (1) La sincronía entre los movimientos de manos y piernas, (2) El énfasis en la suavidad en la relajación, más que en la dureza y la tensión, (3) La práctica de los movimientos de manera tranquila y con apertura de mente, (4) El enraizamiento de planta de los pies, con las rodillas flexionadas y con la atención concentrada en el bajo abdomen, y (5) El origen de la fuerza física en los pies, su extensión a las piernas con los cambios de peso, y su distribución con el giro de la cintura.

Diferentes apartados del capítulo de Chen pueden resultar de interés para los principiantes, tanto como para los profesionales de la salud que deseen recomendar la práctica del Taijiquan a sus pacientes.  En este post solo quiero llamar la atención sobre algunas recomendaciones y precauciones. En cuanto a lo primero, Chen extrae de Downs (1992) cuatro sugerencias para quienes deseen practicar Taijiquan:

  • Si es posible, encuentra un estudio u organización especializada en Taijiquan,
  • Encuentra un profesor experimentado (con mínimo 6 años de experiencia) que demuestre los movimientos y los explique verbalmente,
  • Busca una clase con menos de 20 estudiantes, y
  • Evita comprar cualquier tipo de ropa o equipo.

Recomendaciones, por otro lado, bastante lógicas, si bien la última puede tener una utilidad relativa.  Aunque habitualmente los centros de enseñanza de Taijiquan permiten entrenar con cualquier ropa que resulte cómoda, no es extraño que algunos tengan uniformes, camisetas y otros atuendos identificativos. En cualquier caso, es importante resaltar que no es fundamental la compra de estos artículos para llevar a cabo una buena práctica (en China no es infrecuente que las personas entrenen con la ropa que usan cotidianamente).  En lo que respecta al «equipo», si bien al principio del entrenamiento no se necesita ningún material especial, el Taijiquan  incluye rutinas con armas (espadas, sables, lanzas, etc.) y otros elementos (pelotas, rodillos).  Los centros suelen ofrecer a sus abonados el acceso a este tipo de elementos mientras dura la sesión de entrenamiento; sin embargo algunos practicantes seguramente querrán, con el tiempo, adquirir los suyos propios.

Algo más puede decirse sobre el centro de práctica, que Chen recomienda que sea un lugar especializado. Desafortunadamente, la mayor parte de las personas no pueden contar con una institución que, además de estar dedicada enteramente a la enseñanza del Taijiquan, se encuentre cerca de casa.  Así, resulta más conveniente estar atento a otras cuestiones, como las enumeradas por McGinnis (2008):

  • Encontrar un ambiente que se vea limpio y seguro.
  • Preguntar hace cuánto tiempo que las instalaciones esán en funcionamiento.
  • Observar una clase antes de inscribirse.
  • Observar si el instructor se comunica claramente y si está atendo a las particularidades de los estudiantes.
  • Evaluar si el instructor tiene experiencia tanto en las formas básicas como en la avanzadas.
  • Evaluar si has tenido una buena sensación con respecto a la clase.

Ahora, volviendo al texto de Chen, el autor sostiene que el Taijiquan resulta apropiado para pacientes con enfermedades crónicas por su baja intensidad, lentitud, baja tensión física y mental, y mínima complicación ortopédica.  En este sentido cita trabajos en los que se evidencia su impacto positivo sobre las funciones cardiovasculares y respiratorias y el estado físico, así como su utilidad para bajar la presión arterial, incrementar la estabilidad postural, mejorar el equilibrio, fortalecer los músculos, aumentar la resistencia física y disminuir el riesgo de caídas.  Estudios referenciados por Chen indican que el Taijiquan es beneficioso en caso de enfermedades cardiovasculares, artritis, obstrucción pulmonar y dolor en la parte baja de la espalda. A nivel psicológico, el Taijiquan se ha mostrado efectivo para mejorar el estado de ánimo y la calidad del sueño.

Otros autores han apuntado gran cantidad de beneficios derivados de la práctica del Taijiquan, Jahnke (2005), por ejemplo, sostiene que..

«Research from Asia over millennia and recent medical studies in the United States and Europe have shown that Qigong and Tai Chi have a wide array of benefits, including fall prevention, stress and blood pressure reduction, pain control, immune function enhancement, and increased circulation without stressing the heart. These findings suggest that Qigong and Tai Chi may hold significant promise in reducing some of the key contributing risk factors for cardiovascular disease and could be suited as complementary practices in cardiac disease prevention and rehabilitation.» (p. 206)

Sin embargo hay que tener en cuenta también algunas contraindicaciones. Esta disciplina, afirma el autor, no es recomendable durante episodios agudos de angina, ni para pacientes con arritmia ventricular o isquemia miocárdica.  Chen recomienda a los profesionales de la salud una evaluación periódica del practicante en términos de progreso, adherencia al programa, respuesta cognitiva, fortalecimiento muscular, equilibrio y flexibilidad.

Referencia

Chen, K.M. (2010). Tai Chi. En Snyder, M. & Lindquist, R. (Eds). Complementary and alternative therapies in nursinng. Sixth ed. New York: Springer. pp. 373-382.

Downs, L.B. (1992). Tai chi. Modern Madurity, 35(4): 60-64.

Jahnke, R. (2005). Qigong and Tai Chi: Traditional Chinese Health Promotion Practices in the Prevention and Treatment of Cardiovascular Disease (p. 204-219). En Frishman, W.H.; Weintraub, M.I.; Micozzi, M.S. (Eds.). Complementary and integrative therapies for cardiovascular disease.  United States of America: Elsevier.

Schallers, K.J. (1996). Tai chi chih: An exercise option for older adults. Journal of Gerontological Nursing, 22(10): 12-17.

McGinnis, Patricia Quinn (2008). Tai chi.  En Deutsch, Judith and Anderson, Ellen (eds.) (2008). Complementary Therapies for Physical Therapy.A Clinical Decision-Making Approach (pp. 139-155). United States: Elsevier

Actualizaciones:
23 de mayo de 2011
20 de noviembre de 2011

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